viernes, 8 de febrero de 2013

TRASTORNOS AFECTIVOS Y DEL COMPORTAMIENTO


Actualmente en la sociedad están muy presentes los trastornos afectivos o de comportamiento. Estos trastornos aparecen desde la infancia por lo que es necesario tener conocimientos sobre ellos. A continuación expondremos información sobre este tema y sus características.

1. ¿Qué entendemos por trastornos afectivos y del comportamiento?

Para entender estos trastornos es necesario conocer de antemano que el  comportamiento pude estudiarse desde dos perspectivas contrapuestas: la perspectiva Personalista y la perspectiva Situacionista:

à Personalista: Desde esta perspectiva el comportamiento humano  se analiza, considerándolo como características individuales del niño/a. Con esto nos referimos a rasgos de la personalidad, huellas de experiencias negativas, etc.

à Situacionista: Desde esta otra perspectiva se considera que el comportamiento humano es producto de las diferentes relaciones que se establecen entre el sujeto y el ambiente.

1.1.  ¿Cómo debe ser un comportamiento para ser definido como problemático?

Para llegar a una definición concreta debemos conocer en primer lugar cómo debe ser un comportamiento para que este se considere problemático. Para ello debe cumplir una serie de criterios:

à Es un conjunto de conductas que por sí solas no son «patológicas» pero si reciben esta atribución en función de su exceso, su defecto y/o su desfase en torno a la edad que presenta el individuo.

à Que esta conducta sea de carácter problemático en el momento que la comparamos con lo habitual en esa edad. Es decir, lo que a una edad puede considerarse normal en otras no lo es.

à En todo momento ha de tenerse en cuenta las características propias del medio educativo, social y cultural en el que se desarrolla el individuo evaluado, debido a que la conducta depende del entorno.

à  Dicho comportamiento ha de seguir una pauta conductual estable. Debe mantenerse durante seis meses o más.

à La conducta, en el grado en el que se manifieste, afecta de manera significativa a la relación del sujeto con su contexto social.

à Esta conducta interfiere de manera significativa en el proceso de desarrollo como persona del individuo.
 

2.    CLASIFICACIÓN

El DSM-IV (Manual de Diagnóstico y Estadísticos de los Trastornos Mentales), (2002), contiene una clasificación de los diferentes trastornos en el que se encuentra los trastornos de inicio en la infancia, la niñez o a adolescencia.

Dentro de esta clasificación nos centraremos en el Trastornos por déficit de atención y comportamiento perturbador, donde podemos diferenciar cuatro tipos de este trastorno:

à Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad

o    Tipo con predominio del déficit de atención.

o    Tipo con predominio hiperactivo-impulsivo.

o    Tipo combinado.

o    Trastorno por déficit de atención con hiperactividad no especificado.

à Trastorno Disocial.

à Trastorno Negativista Desafiante.

à Trastorno por comportamiento perturbador no especificado.

 

3.   CARACTERÍSTICAS DE LOS DIFERENTES TRASTORNOS

 Cada uno de los trastornos presenta una serie de características que lo definen:


à Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad

o    Déficit atencional: Es la incapacidad que presenta el niño/a para controlar de forma voluntaria la atención, por lo que le impide centrarse en una acción o actividad concreta. Resulta eficaz utilizarlo como criterio diagnóstico a partir de los 6 años y la adolescencia. Hay una serie de criterios que definen este déficit:
 
 
 
o    Actividad motriz excesiva: Consiste en una actividad excesiva que lleva a cabo sin ningún tipo de intencionalidad concreta. Esto se denomina hiperactividad y es uno de los rasgos más llamativos de este trastorno. Se presenta normalmente durante la infancia y va aminorando tras el transcurso de los años.
      Además de estos síntomas encontramos otros de carácter secundario:

 

o    La impulsividad: Consiste en un déficit del autocontrol voluntario por parte  del niño/a por lo que se produce un comportamiento  sin inhibición.

 


        3.4  Características del comportamiento según el contexto
Los comportamientos van a depender del contexto en el que se encuentre el niño/a. Por ello es importante analizar estos contextos para saber cómo plantear posteriormente una respuesta educativa.

 
à En la clase: el niño/a se muestra en el aula poco cuidadoso y persistente con sus tareas, impulsivo y sin orden en su mesa. Se distrae hablando, no cumple las normas de la clase, molesta e interrumpe a sus compañeros/as y no es capaz de quedarse sentado, etc.

à En el hogar: no se mantiene centrado en una actividad sino que va saltando de una a otra e interrumpe en las actividades de sus hermanos. No es capaz de seguir una serie de instrucciones, es olvidadizo, ruidoso y propenso a accidentes, como romper cosas, etc. Esto provoca que le riñan más a menudo.

à Con los iguales: no es capaz de llevar a cabo juegos de reglas, realiza actividades peligrosas y es poco cuidadoso con las cosas de los demás. Prefiere las actividades que precisan de una alta actividad  y habla muy a menudo aunque muy rápido y con poca coherencia.

4.  Trastornos por conductas perturbadoras

Estos trastornos son aquellos producidos por conductas perturbadoras que se basan en alteraciones del comportamiento donde el rasgo más significativo es el choque existente entre el individuo y su contexto social. En él se pueden dar dos circunstancias:


à El sujeto no presenta una serie de comportamientos necesarios para una buena interacción en su contexto y adecuada a su edad.

à Además presenta pautas de comportamiento sistemáticas de violación de normas que regulan el intercambio social.

 Estas conductas perturbadoras van desde conductas disruptivas hasta conductas asociales y pueden presentarse a través de una “personalidad psicopática”.

Dentro de estas conductas perturbadoras se encuentran dos tipos de trastornos: trastorno Negativista Desafiante y trastorno de Conducta Disocial.

 
4.1  Negativismo Desafiante

Los síntomas principales de este trastorno son el negativismo, la hostilidad y el desafío, sin que se presenten violaciones de los derechos de los demás.

Es muy importante tener siempre presente que las conductas negativas es algo común en los procesos en los que el niño/a se desarrolla como individuo por lo que es un criterio evolutivo natural. Es este un síntoma en el momento en el que se encuentra fuera de ese momento evolutivo en el que es común.

 à Los síntomas que acompañan a este trastorno son:

o   Frecuente irascibilidad

o   Discusiones y reprimendas frecuentes

o   Reacciones airadas

o   Resentimiento hacia los demás

o   Desafío activo de las normas que regulan la convivencia en concreto con los adultos.

o   Tendencia a molestar a los demás de manera consciente y provocativa.

o   Rechazo a la propia responsabilidad. Siempre busca un culpable externo.

 Otros síntomas secundarios son la presencia en el individuo de una baja autoestima y una mínima tolerancia a la frustración provocando fuertes reacciones ante este hecho y respuestas emocionales desproporcionadas.

Según el DSM-IV los criterios para diagnosticar este trastorno son:

à El patrón de comportamiento del individuo ha de ser al menos durante seis meses Negativista, hostil y desafiante, además de presentar al menos cuatro o más de los comportamientos siguientes:

o   Se encoleriza.

o   Discute con los adultos.

o   Desafía de forma activa o rechaza las peticiones o reglas de los adultos.

o   De forma deliberada hace cosas que molestan a los demás.

o   Culpa a los demás de sus propios errores.

o   Se molesta fácilmente con los demás.

o   Está colérico y resentido.

o   Es rencoroso y negativo.

à Debido a su comportamiento consigue que su actividad social y académica se deteriore.

à Los trastornos no aparecen como consecuencia de un estado psicótico ni de un estado de ánimo.

à No se cumplen los criterios del trastorno disocial.

 
            4.2 Trastorno de Conducta Disocial
El niño/a es el que ocasiona la situación. Se enfrenta  a las normas sociales. No se trata del Síndrome de Emperador (el niño/a manda sobre sus padres), sino que es un trastorno referente a las normas sociales.

El trastorno por Conducta Disocial es más grave e incidente que el caso del Negativismo Desafiante.

à Características del trastorno:

o   Provoca el conflicto e inicia la agresión.

o   Muestra crueldad física y psicológica tanto a las personas como a los animales.

o   Destruye de forma deliberada las propiedades de los demás.

o   Se implica en actos delictivos.

o   Violencia física.

o   En edades más tempranas y trastornos menos graves suelen ser frecuentes la cleptomanía, las mentiras, trampas en los juegos, los novillos en la escuela y las escapadas del hogar.


à Una sintomatología asociada a este trastorno sería:

o   Consumo de sustancias psicoactivas.

o   Ausencia de culpa y arrepentimiento.

o   Baja autoestima y autoconcepto.

o   Fracaso escolar.

o   Ansiedad.

o   Baja tolerancia a la frustración.

El trastorno por Conducta Disocial puede adoptar dos formas, de tipo agresivo solitario y de tipo grupal.
Los criterios diagnósticos se basan en el DSM- IV-TR, el cual nos indica que este trastorno es un patrón de conducta repetitivo y persistente en el comportamiento donde se violan los derechos básicos de otras personas o normas sociales correspondientes a la edad. Para diagnosticar que un niño/a tiene este trastorno ha de presentar al menos 3 o más de los siguientes criterios durante los últimos 12 meses y por lo menos de un criterio de cada uno de estos en los últimos 6 meses.

à Agresión a personas y animales:

o   A menudo fanfarronea, amenaza o intimida a otros.

o   A menudo inicia peleas físicas.

o   Ha utilizado un arma que puede causar daño físico grave a otras personas (p. ej., bate, ladrillo, botella rota, navaja, pistola).

o   Ha manifestado crueldad física con personas.

o   Ha manifestado crueldad física con animales.

o   Ha robado enfrentándose a la víctima (p. ej., ataque con violencia, arrebatar bolsos, extorsión, robo a mano armada).

o   Ha forzado a alguien a una actividad sexual.
 

à Destrucción de la propiedad

o   Ha provocado deliberadamente incendios con la intención de causar daños graves.

o   Ha destruido deliberadamente propiedades de otras personas (distinto de provocar incendios).

à Fraudulencia o robo.

o   Ha violentado el hogar, la casa o el automóvil de otra persona. A menudo miente para obtener bienes o favores o para evitar obligaciones (esto es, "tima" a otros).

o   Ha robado objetos de cierto valor sin enfrentamiento con la víctima (p. ej., robos en tiendas, pero sin allanamientos o destrozos; falsificaciones).

à Violaciones graves de normas

o   A menudo permanece fuera de casa de noche a pesar de las prohibiciones paternas, iniciando este comportamiento antes de los 13 años de edad.

o   Se ha escapado de casa durante la noche por lo menos dos veces, viviendo en la casa de sus padres o en un hogar sustitutivo (o sólo una vez sin regresar durante un largo período de tiempo).

o   Suele hacer novillos en la escuela, iniciando esta práctica antes de los 13 años de edad.

Además de ello se debe diagnosticar especificando y teniendo en cuenta el tipo en función de la edad de inicio del trastorno. Puede ser:

à Tipo de inicio infantil: este tipo se presenta en la etapa de la infancia en la que se inicia por lo menos una de las características criterio del trastorno disocial antes de los 10 años.

à Tipo de inicio adolescente: se inicia a partir de los 10 años donde anteriormente a esa edad ha habido una ausencia de cualquier característica criterio del trastorno disocial.

 

5.     Enlaces y vídeos de utilidad

No hay comentarios:

Publicar un comentario