Actualmente en la sociedad están muy presentes los trastornos afectivos o
de comportamiento. Estos trastornos aparecen desde la infancia por lo que es
necesario tener conocimientos sobre ellos. A continuación expondremos
información sobre este tema y sus características.
1. ¿Qué entendemos por trastornos afectivos y del comportamiento?
Para entender estos trastornos es necesario conocer de antemano que
el comportamiento pude estudiarse
desde dos perspectivas contrapuestas: la perspectiva Personalista y la
perspectiva Situacionista:
à Personalista: Desde esta
perspectiva el comportamiento humano se analiza, considerándolo como características
individuales del niño/a. Con esto nos referimos a rasgos de la
personalidad, huellas de experiencias negativas, etc.
à Situacionista: Desde esta otra perspectiva se considera que el comportamiento humano
es producto de las diferentes relaciones que se establecen entre el sujeto
y el ambiente.
1.1. ¿Cómo debe ser un comportamiento para ser
definido como problemático?
Para llegar a
una definición concreta debemos conocer en primer lugar cómo debe ser un
comportamiento para que este se considere problemático. Para ello debe cumplir
una serie de criterios:
à Es un conjunto
de conductas que por sí solas no son «patológicas»
pero si reciben esta atribución en función de su exceso, su defecto y/o su
desfase en torno a la edad que presenta el individuo.
à Que esta
conducta sea de carácter problemático en el momento que la comparamos con lo
habitual en esa edad. Es decir, lo
que a una edad puede considerarse normal en otras no lo es.
à En todo
momento ha de tenerse en cuenta las características propias del medio educativo, social y cultural en el
que se desarrolla el individuo evaluado, debido a que la conducta depende del
entorno.
à Dicho comportamiento ha de seguir una pauta conductual estable. Debe
mantenerse durante seis meses o más.
à La conducta,
en el grado en el que se manifieste, afecta
de manera significativa a la relación del sujeto
con su contexto social.
à Esta conducta interfiere de manera significativa en
el proceso de desarrollo como
persona del individuo.
2. CLASIFICACIÓN
El DSM-IV (Manual de Diagnóstico y Estadísticos de los Trastornos Mentales), (2002), contiene una clasificación de los diferentes trastornos en el que se encuentra los trastornos de inicio en la infancia, la niñez o a adolescencia.
Dentro de esta clasificación nos centraremos en el Trastornos
por déficit de atención y comportamiento perturbador, donde podemos diferenciar cuatro tipos
de este trastorno:
à Trastorno por Déficit de
Atención con Hiperactividad
o
Tipo con predominio del déficit de atención.
o
Tipo con predominio hiperactivo-impulsivo.
o
Tipo combinado.
o
Trastorno por déficit de atención con
hiperactividad no especificado.
à Trastorno
Disocial.
à Trastorno Negativista Desafiante.
à Trastorno por comportamiento
perturbador no especificado.
3. CARACTERÍSTICAS DE
LOS DIFERENTES TRASTORNOS
à Trastorno por Déficit de
Atención con Hiperactividad
o
Déficit
atencional: Es la incapacidad que presenta
el niño/a para controlar de forma voluntaria la atención, por lo que le impide
centrarse en una acción o actividad concreta. Resulta eficaz utilizarlo como
criterio diagnóstico a partir de los 6 años y la adolescencia. Hay una serie de criterios que definen este
déficit:
o
Actividad motriz excesiva: Consiste en una actividad excesiva que lleva a cabo
sin ningún tipo de intencionalidad concreta. Esto se denomina hiperactividad y es uno de los rasgos
más llamativos de este trastorno. Se presenta normalmente durante la infancia y va aminorando tras el
transcurso de los años.
Además de estos síntomas encontramos otros de carácter secundario:
Además de estos síntomas encontramos otros de carácter secundario:
o
La
impulsividad: Consiste en un
déficit del autocontrol voluntario por parte
del niño/a por lo que se produce un comportamiento sin inhibición.
Los comportamientos van a depender del
contexto en el que se encuentre el niño/a. Por ello es importante analizar
estos contextos para saber cómo plantear posteriormente una respuesta
educativa.
à En la clase: el niño/a se muestra en el aula poco cuidadoso y
persistente con sus tareas, impulsivo y sin orden en su mesa. Se distrae
hablando, no cumple las normas de la clase, molesta e interrumpe a sus
compañeros/as y no es capaz de quedarse sentado, etc.
à En el hogar: no se
mantiene centrado en una actividad sino que va saltando de una a otra e
interrumpe en las actividades de sus hermanos. No es capaz de seguir una serie
de instrucciones, es olvidadizo, ruidoso y propenso a accidentes, como romper
cosas, etc. Esto provoca que le riñan más a menudo.
à Con los iguales: no es capaz
de llevar a cabo juegos de reglas, realiza actividades peligrosas y es poco
cuidadoso con las cosas de los demás. Prefiere las actividades que precisan de
una alta actividad y habla muy a menudo
aunque muy rápido y con poca coherencia.
4. Trastornos por
conductas perturbadoras
Estos trastornos son aquellos
producidos por conductas perturbadoras que se basan en alteraciones del
comportamiento donde el rasgo más significativo es el choque existente entre el
individuo y su contexto social. En él se pueden dar dos circunstancias:
à El sujeto no presenta una serie de
comportamientos necesarios para una buena
interacción en su contexto y adecuada a su edad.
à Además
presenta pautas de comportamiento sistemáticas de violación de normas que regulan el intercambio social.
Dentro de estas conductas
perturbadoras se encuentran dos tipos de trastornos: trastorno Negativista Desafiante y trastorno de Conducta Disocial.
4.1
Negativismo Desafiante
Los síntomas principales de este
trastorno son el negativismo, la hostilidad y el desafío, sin que se presenten
violaciones de los derechos de los demás.
Es muy importante tener siempre
presente que las conductas negativas es algo común en los procesos en los que
el niño/a se desarrolla como individuo por lo que es un criterio evolutivo
natural. Es este un síntoma en el momento en el que se encuentra fuera de ese
momento evolutivo en el que es común.
o
Frecuente
irascibilidad
o
Discusiones
y reprimendas frecuentes
o
Reacciones
airadas
o
Resentimiento
hacia los demás
o
Desafío
activo de las normas que regulan la convivencia en concreto con los adultos.
o
Tendencia
a molestar a los demás de manera consciente y provocativa.
o
Rechazo
a la propia responsabilidad. Siempre busca un culpable externo.
Según el DSM-IV los criterios para
diagnosticar este trastorno son:
à El patrón de
comportamiento del individuo ha de ser al menos durante seis meses Negativista,
hostil y desafiante, además de presentar al menos cuatro o más de los
comportamientos siguientes:
o
Se
encoleriza.
o
Discute
con los adultos.
o
Desafía
de forma activa o rechaza las peticiones o reglas de los adultos.
o
De
forma deliberada hace cosas que molestan a los demás.
o
Culpa
a los demás de sus propios errores.
o
Se
molesta fácilmente con los demás.
o
Está
colérico y resentido.
o
Es
rencoroso y negativo.
à Debido a su
comportamiento consigue que su actividad social y académica se deteriore.
à Los trastornos
no aparecen como consecuencia de un estado psicótico ni de un estado de ánimo.
à No se cumplen
los criterios del trastorno disocial.
4.2 Trastorno de
Conducta Disocial
El
niño/a es el que ocasiona la situación. Se enfrenta a las normas sociales. No se trata del
Síndrome de Emperador (el niño/a manda sobre sus padres), sino que es un
trastorno referente a las normas sociales.
El
trastorno por Conducta Disocial es más grave e incidente que el caso del
Negativismo Desafiante.
à
Características
del trastorno:
o
Provoca
el conflicto e inicia la agresión.
o
Muestra
crueldad física y psicológica tanto a las personas como a los animales.
o
Destruye
de forma deliberada las propiedades de los demás.
o
Se
implica en actos delictivos.
o
Violencia
física.
o
En
edades más tempranas y trastornos menos graves suelen ser frecuentes la
cleptomanía, las mentiras, trampas en los juegos, los novillos en la escuela y
las escapadas del hogar.
à
Una
sintomatología asociada a este trastorno sería:
o
Consumo
de sustancias psicoactivas.
o
Ausencia
de culpa y arrepentimiento.
o
Baja
autoestima y autoconcepto.
o
Fracaso
escolar.
o
Ansiedad.
o
Baja
tolerancia a la frustración.
El
trastorno por Conducta Disocial puede adoptar dos formas, de tipo agresivo
solitario y de tipo grupal.
Los
criterios diagnósticos se basan en el DSM- IV-TR, el cual nos indica que este
trastorno es un patrón de conducta repetitivo y persistente en el
comportamiento donde se violan los derechos básicos de otras personas o normas
sociales correspondientes a la edad. Para diagnosticar que un niño/a tiene este
trastorno ha de presentar al menos 3 o más de los siguientes criterios durante
los últimos 12 meses y por lo menos de un criterio de cada uno de estos en los
últimos 6 meses.
à Agresión a
personas y animales:
o
A
menudo fanfarronea, amenaza o intimida a otros.
o
A
menudo inicia peleas físicas.
o
Ha
utilizado un arma que puede causar daño físico grave a otras personas (p. ej.,
bate, ladrillo, botella rota, navaja, pistola).
o
Ha
manifestado crueldad física con personas.
o
Ha
manifestado crueldad física con animales.
o
Ha
robado enfrentándose a la víctima (p. ej., ataque con violencia, arrebatar
bolsos, extorsión, robo a mano armada).
o
Ha
forzado a alguien a una actividad sexual.
à Destrucción de la propiedad
o
Ha
provocado deliberadamente incendios con la intención de causar daños graves.
o
Ha
destruido deliberadamente propiedades de otras personas (distinto de provocar
incendios).
à Fraudulencia o robo.
o
Ha
violentado el hogar, la casa o el automóvil de otra persona. A menudo
miente para obtener bienes o favores o para evitar obligaciones (esto es,
"tima" a otros).
o
Ha
robado objetos de cierto valor sin enfrentamiento con la víctima (p. ej., robos
en tiendas, pero sin allanamientos o destrozos; falsificaciones).
à Violaciones graves de normas
o
A
menudo permanece fuera de casa de noche a pesar de las prohibiciones paternas,
iniciando este comportamiento antes de los 13 años de edad.
o
Se
ha escapado de casa durante la noche por lo menos dos veces, viviendo en la
casa de sus padres o en un hogar sustitutivo (o sólo una vez sin regresar
durante un largo período de tiempo).
o
Suele
hacer novillos en la escuela, iniciando esta práctica antes de los 13 años de
edad.
Además
de ello se debe diagnosticar especificando y teniendo en cuenta el tipo en
función de la edad de inicio del trastorno. Puede ser:
à Tipo de inicio infantil: este tipo se
presenta en la etapa de la infancia en la que se inicia por lo menos una de las
características criterio del trastorno disocial antes de los 10 años.
à Tipo de inicio adolescente: se inicia a
partir de los 10 años donde anteriormente a esa edad ha habido una ausencia de
cualquier característica criterio del trastorno disocial.
5. Enlaces y vídeos de utilidad
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